Una colección que nace del dolor, pero también de la fe. Y florece con belleza, alma y propósito.
Hay colecciones que se diseñan con las manos. Otras, con la cabeza. Pero algunas, muy pocas, nacen directamente del alma. Así es Flores en el Barro, nuestra nueva colección de comunión, ceremonia y, por primera vez, mujer. Una colección que es renacer, resistencia y creación. Una declaración de vida cuando parecía que todo se detenía.
Esta colección nace del dolor, pero también de la fe, fe en la belleza, en la costura como refugio, en la luz que siempre regresa. Después de la tormenta, después de la pérdida, después de la guerra interior, queda el barro…pero en ese barro, crecen flores.
Flores en el Barro es precisamente eso: la belleza que brota cuando el mundo se rompe.
El testimonio de un alma que, aunque herida, no se rinde. Que crea, que resurge, que florece.
Una colección tejida con cicatrices y esperanza
La DANA arrasó con nuestro taller, ese espacio íntimo donde durante años se hilaban sueños con manos artesanas, pero no pudo arrasar con la raíz. De ahí surge esta colección profundamente emocional, que transforma la fragilidad en fuerza y el barro en poesía. Inspirada en la tierra húmeda, en las grietas que deja la vida y en la belleza que nace del caos, las piezas se construyen con tejidos nobles: lino lavado, algodón crudo, seda natural, gasa vaporosa. Una paleta que respira Mediterráneo.
Cada diseño es una metáfora. Cada puntada, un gesto de fe. Confeccionados con la delicadeza de todo un equipo que ha pasado por la adversidad… y aún así, sigue adelante.
Un nuevo capítulo: los vestidos de mujer
A estas alturas de nuestra carrera, y después de vestir a tantos niños y niñas en sus días más especiales, damos un paso que llevaba tiempo latiendo en el interior, por primera vez, una colección para la mujer, la mamá de comunión y lo hacemos desde el mismo lugar de sensibilidad y coherencia estética que nos define.
Una línea de vestidos pensada para acompañar sin eclipsar, para estar presente con elegancia serena, para compartir estilo y esencia. Diseños para esas madres que no quieren parecerse a sus hijas, sino estar en sintonía con ellas. Compartir algo más profundo que una imagen: una actitud, una presencia.
Vestidos sobrios, románticos, etéreos. Con líneas limpias, materiales puros y el mimo de la artesanía en cada acabado. No buscan llamar la atención, pero inevitablemente lo hacen. Porque están pensados con honestidad, con alma, con madurez.
Resiliencia en forma de costura
Flores en el Barro es más que una colección. Es un acto de reconstrucción. Un volver a empezar con la serenidad que da el tiempo y con la pasión intacta. Es el resultado de mirar una vez más al desastre y responder de nuevo, con belleza.