Hortensa Maeso muestra su colección Faith «Ante la incertidumbre, la fe. Ante los reveses, la fe. Ante todo, la fe»

Entre las piezas más interesantes de la colección destacan el abrigo largo con capucha confeccionado en tul bordado, con cierre con cintas de lino y transparente para dejar que el vestido de abajo se luzca también. Adiós a que las chaquetas tapen los vestidos y no dejen lucirlos. Asimismo, se aprecian boleros de tul bordado que se abrochan en la parte trasera para dejar el cuerpo limpio y enriquecido por los bordados, y vestidos con falda de mil y un volantes, todos plisados, superpuestos unos con otros generando una cascada en movimiento.

Tul de algodón rosa, tul azul y tul mixto de lino, un tul de aspecto muy rústico y color natural que la firma ha logrado sofisticar. Tules de plumeti con bordados de motivos orgánicos propios de la naturaleza combinados en una misma pieza.

Cuerpos confeccionados con encaje de chantilly, tejidos de chifón de seda en tono hueso y organzas de seda con plumeti bordado. Introducción de la técnica del punto smock, una técnica tradicional usada para fruncir tejido en puños, corpiños, cuellos… Se ha empleado para adornar mangas, cuerpos y cuellos, con hilos en la gama de azules y rosas.

Cuerpos de vestidos diseñados mediante la superposición de bordados, una labor compleja ya que, a su vez, hay que ir dándoles forma a fin de que el patronaje y la confección sean siempre perfectos. Estos cuerpos se acompañan con un cuello Perkins y por manga corta o manga francesa.

Vestidos formados por capas de tul que se superponen a bambulas rosadas creando la paleta inédita propia de la casa. Calidades como la bambula actúan de “falso forro” y, a pesar de que estas capas están escondidas, siempre se cuida al máximo su acabado enriqueciéndolas con entredoses y puntillas en sus finales. Esta vez se deja entrever esta capa inferior mediante aberturas laterales de algunos de los diseños. En estas aberturas también se genera ese juego de combinación exquisita de puntillas y entredoses.

Además del omnipresente blanco, en esta colección abundan los tonos azules, arena, crudos, salmones claros…

La lazada es uno de los elementos clave del ADN de la firma. En esta ocasión, apostamos por lazadas de tul azul que se fruncen, para después matizar y engalanar superponiendo anchas puntillas de tul bordado en tono piedra. Los colores azul y piedra hacen muy buen tándem en esta colección. A su vez, emergen lazadas de tafeta en color malva y azul, ambos en mate; y otras en tejido rústico de algodón crudo y cintas anchas de grogrén. No faltan las lazadas de lino en tonos celeste y rosa, un clásico de la casa y una de las primeras innovaciones en comunión de la misma.

La colección para el niño es una reinvención de las levitas masculinas, esta vez, en lino azul celeste con galones en piedra.

Piezas y detalles tono cielo, una continuidad de la gama cromática vista en la colección anterior, ‘Ángel’. Destaca también el lino en color vainilla.

Tejido rústico camel y mezcla de lino y algodón en blanco.

Detalles en los cuellos de las casacas de tejido rústico –yute– en su versión más natural.

Cuerdas que se anudan dando forma a cinturones.